Entrevista: Daniel Grau, 2019
Entrevista por: Salvatore Maldera
Fotos: Andrea Daniela Sandoval
En el marco de su nueva producción después de casi 30 años de silencio (exceptuando la compilación realizada en 2014 por Sonar Kollèktiv) hemos entrevistado a Daniel Grau, quien, a pesar de no haber publicado casi ningún nuevo trabajo bajo su nombre hasta ahora, sí continuó trabajando con una gran variedad de artistas. Actualmente, contra la tempestad que le rodea en Venezuela, sigue levantándose cada día a trabajar en su música. Con el apoyo de El Palmas, Daniel Grau ha decidido lanzar material totalmente nuevo, como un artesano incansable, para mantener vivo su diálogo con el sonido, una práctica que lo mantiene vivo.
Háblanos un poco de tu nuevo trabajo
Para este disco, la mayoría de los temas son música disco pero con un fondo. Me gusta que haya una lógica, que tenga una coherencia emocional, que, por ejemplo, un tema abra un ciclo, vaya a una segunda parte, y a una tercera, o tal vez vuelva a la primera pero con un contenido diferente para dar paso al clímax… eso es algo que siempre hice en todos mis discos en más de 45 años.
¿Cómo te gusta trabajar? ¿Organizas todo previamente o enciendes el grabador y viene la inspiración?
Es una mezcla de elementos, no existe un solo camino. Lo que sí te puedo asegurar es que todo lo que hago lo llego a sentir mucho, sobre todo en el momento en que lo estoy haciendo. La música es un lenguaje comunicacional y universal, lo que tu sientes cuando estás componiendo es lo que vas a transmitirle a quien lo va a escuchar. Si cuando lo estás haciendo sientes aburrimiento, hastío… el que la oiga se va a aburrir también. En cambio, si cuando lo haces y sientes emoción, una motivación verdadera, el que lo escuche, quiera o no, lo va a sentir también. Ese es el secreto de la buena música. Estoy en desacuerdo con ese tipo de música que se hace hoy día que es muy superficial…
¿Crees que la música pop actual está plagada de mecanicismo y no se nota un esfuerzo por transmitir algo?
Correcto. Y es que mucha gente que dice que “hace música” en realidad no lo hace, simplemente usan trozos que les brindan ciertos programas y con eso van armando un tema. Y generalmente no tocan instrumentos… yo todo lo que hago está tocado por mí.
Hay una dinámica muy humana en toda tu música
Muchas gracias por saber apreciarlo
Se nota mucho, eres una persona que está intentando decirnos algo. ¿Cómo fue la apreciación de tu música en la época de tus primeros trabajos?
Recuerdo que el primer tema que yo saqué al aire en la radio, “Dejando volar el pensamiento” desde el primer día, llegó al primer lugar de las más canciones más pedidas en la radio. Dentro de todo he tenido mucha suerte, porque, aunque no he hecho mucho dinero, cuando necesité, que fue cuando mi esposa se enfermó -que en paz descanse-, sí tuve suficiente para que a ella no le faltara nada. Fueron 9 meses de sufrimiento muy intenso. Afortunadamente tuve mucha aceptación desde las primeras cosas que hice.
¿Ese ha sido tu tema más exitoso?
No. El más exitoso fue “El tren del espacio”. Recuerdo que cuando lo saqué, tú cambiabas de emisora y estaba sonando, te ibas para otra emisora y estaba sonando también [risas], creo que me adelanté bastante a la época, era una cosa hecha como veinte años antes de que surgiera esa onda.
Creo que es una virtud de tu trabajo, suena muy actual a pesar del tiempo que ha pasado
Existen temas como por ejemplo “Atlantis” que si lo escuchas en un buen equipo te das cuenta de que tiene una calidad es impresionante, y lo hice hace más de treinta años. Y es que me metí mucho en la parte de sonido. Hoy día tengo amplia experiencia concretamente como ingeniero de sonido, he trabajado en estudios de grabación desde hace más de 45 años. De hecho, incluso, desarrollé un software de ecualización. Tardé 12 años en desarrollarlo. Y ahí queda. En cuanto a la música esa es mi intención, dejar un legado, ahora que ya estoy casi que de salida.
La música te puede brindar esa oportunidad
Claro. Y eso es magnífico. Aunque siempre haya quien no lo sepa apreciar, el trabajo de los músicos siempre queda allí, es el modo en el que puedes ser recordado, quién fue, cómo sonaba, qué música hizo. De alguna forma eso me hace sentir más o menos satisfecho de la labor cumplida durante tantos años.
La música te da una razón, algo en lo que puedes enfocarte pero, como especialista en sonido, ¿piensas primero en tus ideas desde una perspectiva sónica o el detonante es la melodía?
Hay distintas maneras, tantas, que hay temas que ni recuerdo cómo los empecé, porque cuando se me ocurren en mi mente ya escucho directamente el final… hay otros que sí recuerdo con claridad, por ejemplo alguno que empecé con mi guitarra Ovation con cuerdas de metal. Yo originalmente soy guitarrista, pero hace tiempo que no toco. Los temas que escucharás en este disco que tienen guitarras, la mayoría son samples que yo mismo hice.
¿Siempre fue tu guitarra?
Era de mi abuelo y después pasó a mi padre, luego fue mía y finalmente le hice los samples.
¿Nota a nota?
No solo eso. Hice tres muestras distintas por cada traste. La idea es crear cambios de color.
Veo que tu paleta expresiva abarca mucho más que el aspecto musical, incluye tu estudio, también juegas con eso.
Sobre todo cuando hago énfasis en ciertas frecuencias.
¿Siempre trabajaste en estudio mientras componías tus discos?. ¿Nos puedes contar alguna anécdota?
Sí. Te cuento un dato pintoresco. Cuando yo saqué “Dejando volar el pensamiento”, trabajaba en el estudio Discomoda pero ese tema lo grabé en estudio Fidelis. La gente de Discomoda se molestó “¿pero por qué no lo grabaste aquí?” me decían [risas]. Yo les dije: “pues porque lo grabé allá en Fidelis”. Es que allí tenían mejores estudios, tenían unos grabadores Studer, que son lo mejor que hay en el mundo. En Discomoda tenían los Scully. Grababamos en cinta ampex 456, esas eran las que se usaban, las óptimas.
¿Cómo era la producción musical en Venezuela en esa época?
Había una inmensa producción. Yo grabé artistas excelentes, tanto en Fidelis como en Discomoda.
¿Recuerdas en cuántos discos trabajaste?
Muchísimos. Quizás 60. Trabajé con muchos artistas. En algunos discos simplemente como ingeniero de sonido, en otros colaborando musicalmente y en otros como productor.
A propósito de la situación del país, causa mucho interés encontrar artistas como Daniel Grau, que vienen de una época dorada, casi irreal, quienes valoran la música quieren saber mucho más de ti, quién eres, qué haces.
Correcto. Y últimamente he estado rezagado, pero hace como 3, 4 meses siempre me ponía a componer temitas que me gustaran a mí, sin buscar la comercialidad sino, expresar lo que hay en mi alma y lo que hay en mi mente. Lo puse en internet, en youtube y los comentarios que me mandan por privado me hacen sentir muy bien. Me dicen cosas como “que Dios te bendiga, que te dé larga vida por esa música maravillosa que haces” “realmente cuando escucho tu música me transporto…” es decir, palabras que te nutren ¿sabes? Cuando la gente te expresa sentimientos tan bonitos y te mandan tantas bendiciones uno dice “no he perdido mi tiempo, mi vida ha tenido algún sentido”.
¿Y llegaste a presentarte en vivo en Venezuela?
Nunca. Aparte eso requiere tener los músicos, ensayos, todo un proceso. Tampoco he querido hacer sonido en vivo para nadie. Lo mío es el estudio.
Entonces, ¿cómo surgió “la orquesta de Daniel Grau” de tus primeros discos?
La orquesta de Daniel Grau es solo un hombre.
¿Eras tú mismo?
Claro.
Guau
En algunos temas sí usé por ejemplo violines, tal vez metales, otro tipo de instrumentos.
Y las voces femeninas que suenan en algunos de tus temas míticos
Sí. Una de esas voces, la más importante, fue la de mi esposa. Por ejemplo “Con el cielo en tus ojos” que sonó un montón en la radio, era ella quien lo cantaba… hay un gran trecho recorrido, hermano. Con muchas vivencias, algunas muy lindas, otras no tanto, pero es el camino que la vida me ha hecho vivir.
Hubo un momento en el que dejaste de sacar discos, ¿qué pasó?
Fíjate, hasta ese momento, Palacio de la Música me pagaba por las producciones. Fue por un corto período, ellos me pagaban el estudio y me pagaban los músicos que yo necesitara. A partir del disco creo que 8, me dijeron que no me pagarían más. Así de sencillo. Como te digo, como tengo gratos recuerdos, tengo ingratos, porque esos tipos se pasaron 35 años sin darme las regalías. Por otra parte, en una época, para la promoción -y no sé si en el resto del mundo sucedía lo mismo-, yo iba personalmente a las emisoras de radio con mi copiecita en mano, un rollito de cinta de 7 ½. Yo mismo me hacía mis copias en casa y las llevaba. Hice muchos amigos, musicalizadores, locutores que ponían mis canciones. Y como a la gente le gustaba y lo pedían… sonaban. Así funcionaba. Yo no tenía que pagar lo que llaman la payola ni nada de ese tipo de cosas. Claro, al final todo eso se degeneró con el tiempo y salieron los listos a los que tenías que pagarle gruesas sumas de dinero para que te pusieran. Todo siguió sucediendo hasta mucho después hasta que solo podían acceder ciertos artistas que iban respaldados por los sellos disqueros que estuvieran dispuestos a invertir.
Volviendo a ese sonido encantador, ¿En algún punto dijiste “estos son los ingredientes de Daniel Grau”?
Ya que me lo mencionas de esa forma, yo creo que el tema “Atlantis” y ojalá lo pudieras tener en disco de vinil, o una buena muestra, yo creo que fue una etapa de oro en mi evolución desde el punto de vista del sonido. Ese tema suena impresionante, y eso tiene más de 35 años. Y fue hecho en mi estudio, aquí abajo, que, a pesar de lo modesto que es -solo un cuartico que yo acondicioné con fibra de vidrio-, he grabado muchísimos artistas. Incluso Serenata Guayanesa grabó muchos discos aquí conmigo y otros artistas pasaron por aquí. En los demás estudios como Fidelis apenas grabé parte del primer disco como mucho, ya yo me grababa mis temas aquí en casa.
Tu nuevo trabajo es entero fruto de tu estudio
Totalmente, y, como te dije, con samples hechos por mí.
Desde tu experiencia, qué es lo que crees que debe tener un tema para cautivar
Aunque hay muchos punto de vista, básicamente tiene que tener una esencia, un mensaje, un corazón, tiene que tener un fondo y una emoción. En un estudio de grabación, cuando se está haciendo música y es buena se viven emociones muy intensas. Hace poco yo le grabé un disco a Rudy Marquez con el que quedamos muy satisfechos. Lo compraron de inmediato en Sonográfica, y cuando estábamos montando la voz, por ejemplo, Márquez estaba emocionado… ¡y yo también! Eso es lo que hace falta, que haya una emoción, que no sea algo frío, con mucha perfección y afinación y pendejadas, y que no haya ninguna emoción. Cuando un cantante canta, tiene que sentirse sumamente emocionado, eso hace que casi se te salgan las lágrimas.
Música que transmita un sentimiento ¿verdad?
¡Claro! y esa es la esencia de la buena música. Lo otro es tecnicismo y estupidez humana.
¿Crees que hace falta más de ese tipo de música?
Sin duda. Acuérdate de grandes grupos como Chicago; el grupo Sangre, Sudor y Lágrimas… el único grupo que me gusta actualmente es AC/DC. Tremendos. Es decir, aquellos que oyes hoy día y te sigue gustando… Y Los Beatles, esos son clase aparte. Esos son unos demonios.
Sentaron las bases de la producción moderna
Cambiaron el mundo, hermano. Si escuchas el bajo solo, la guitarra sola… cómo armonizaban las guitarras con el bajo… te das cuenta que los tipos eran unos bárbaros. Esos tipos cambiaron el mundo, así de sencillo.